
En un mundo en el que se busca el “me gusta”, “suscriptores”, el ser “mejor”, se nos olvida que, realmente, de lo que de verdad se trata es de compartir y transformar, para bien, cuanto nos rodea. En los colegios a veces nos pasa un poco lo mismo: creemos que estudiar es para sacar una nota (cuanto más alta, mejor) y nos olvidamos de que en realidad nos estamos preparando para el día de mañana ayudar y ser de utilidad a nuestros semejantes en el mundo laboral, en el social, en el familiar, en el político…
Así que aprendiendo lo que es “un cuento” hemos ido más allá y nos hemos preocupado no solo en aprender conceptos que nos darán luego una nota en el examen, sino que hemos redescubierto que crear y contar una historia es un modo de compartir con los demás y hacerles pasar un buen rato. Los cuentos que hicieron nuestros alumnos no se quedaron en sus carpetas, se compartieron con la clase con lecturas en voz alta y con el resto de las clases con la exposición de murales. Y se compartirán en el tiempo con los cuadernillos que elaboramos con unas obras escogidas.
San Jerónimo no buscaba otra cosa que no fuera el compartir con los demás, y todo lo que enseñaba a sus huérfanos tenía como objeto no solo servirles a ellos, sino a toda la comunidad. Esperamos que con este reto, nº55, hayamos reflexionado un poco alrededor de esa idea y nos acerquemos más a la obra de San Jerónimo. ¡Reto conseguido!
